Los
distintos tipos de dispositivos que nos podemos encontrar en una vivienda
domótica son: la pasarela; el sistema de control centralizado; los sensores,
actuadores, e interruptores; y los aparatos electrónicos y electrodomésticos
dotados de tecnología digital y capacidad de intercomunicación.
La pasarela residencial
es el dispositivo frontera entre las distintas redes de acceso externas y las
redes internas del edificio inteligente. Las pasarelas residenciales vienen a
cubrir las necesidades actuales de convergencia que se están produciendo con la
aparición de nuevas tecnologías de comunicaciones en los hogares: la
proliferación de conexiones a Internet de banda ancha; y el incremento del
número de PC en los hogares y la aparición de nuevos dispositivos y
electrodomésticos que necesitan estar en red para implementar nuevas y útiles
prestaciones. Puesto que ahora hay varios equipos en la vivienda que pueden
conectarse a Internet u otras redes, es lógico pensar en la instalación de una
red de área doméstica interna en la vivienda y que un único dispositivo, como
la pasarela residencial, se encargue de gestionar un punto único de acceso a
todas estas redes.
La pasarela residencial será, por lo tanto, el dispositivo
encargado de realizar las siguientes actividades:
- La adaptación de los
protocolos utilizados por los distintos dispositivos a todos los niveles.
- La monitorización y
supervisión del funcionamiento de todas las redes de comunicaciones.
- La gestión de todos
los dispositivos internos de forma local o remota.
- La gestión de
servicios internos.
- La gestión de la
seguridad y privacidad de las comunicaciones.
El sistema de control
centralizado es un cerebro electrónico encargado de recoger toda la
información proporcionada por los sensores distribuidos en los distintos puntos
de control de la vivienda, procesarla, y generar las órdenes que ejecutarán los
actuadores. Deberá ubicarse cerca de un enchufe, pues requieren por lo
general alimentación de la red eléctrica, y ha de ser compatible
con la pasarela.
Lo
habitual hoy día es integrar las funciones de iluminación, seguridad,
calefacción, etc., en un único dispositivo, con el fin de reducir el
equipamiento necesario en el edificio.
La
información recibida de los sensores en la unidad de control centralizada se
trata según un algoritmo introducido en la memoria del sistema; además, la
unidad de control es capaz de proporcionar información del estado del sistema
al operador. Por otro lado, el operador tiene la posibilidad de intervenir en
el proceso, o bien tomar el mando completo del mismo. Las acciones a tomar
serán enviadas a los distintos actuadores, con el fin de que se produzca la
respuesta deseada.
Desde
el sistema de control centralizado, el usuario puede programar y controlar
todos los sensores y actuadores de su hogar. Hasta hace pocos años, existían
pocas alternativas para interactuar con los sistemas domóticos. Los sistemas se
podían operar principalmente de forma local, a través de un teclado y pantalla
embebidos en la misma centralita; no obstante, las alternativas actuales son
mucho mayores: nuevas interfaces locales como los pulsadores y mandos,
interfaces vocales accesibles mediante las redes telefónicas, interfaces Web
accesibles a través de Internet o la Intranet , mensajes móviles que permiten informar
al usuario de determinados eventos o incidencias, etc. Cuando en la vivienda
haya una pasarela, en vez de conectar el sistema de control centralizado a las
redes telefónicas y de datos externas, será dicha pasarela la que haga de
intermediaria.
Los sensores son
los elementos encargados de recoger la información de los diferentes parámetros
que controlan (la temperatura ambiente, la existencia de un escape de agua, la
presencia de luz solar suficiente en una habitación, etc.) y enviarla al
sistema de control centralizado para que actúe en consecuencia.
Los sensores no se conectan por lo general a la red eléctrica sino
que llevan una pila incorporada, con una duración de dos a cinco años. Esto
supone una mayor flexibilidad respecto a otros dispositivos como los actuadores
a la hora de ser introducidos en la vivienda domótica, ya que así se pueden
instalar en cualquier lugar, aunque esté lejos de una toma de corriente.
Existe
una gran variedad de sensores o detectores utilizados para la automatización en
edificios: el termostato de ambiente, el detector de gas, los detectores de
humo y calor, los sensores de presencia, sensor de riego, de inundación
(sótanos, garajes, bodegas), fotosensor, sensor magnético (aberturas), anemómetro
y sensor de CO2 (garajes).
Los actuadores son
los dispositivos utilizados por el sistema de control centralizado, para
modificar el estado de ciertos equipos o instalaciones (el aumento o la
disminución de la calefacción o el aire acondicionado, el corte del suministro
de gas o agua, el envío de una alarma a una centralita de seguridad, etc.).
Estos dispositivos suelen estar distribuidos por toda la vivienda y, según el
modelo, pueden admitir baterías. En algunos casos, el sensor y el actuador son
integrados en el mismo dispositivo.
Entre los más comúnmente utilizados están: las electroválvulas de
corte de suministro (gas y agua), las válvulas para la zonificación de la calefacción
por agua caliente, sirenas o elementos zumbadores para el aviso de alarmas en
curso, motores tubulares (persianas, toldos, cortinas), bombas y luminarias.
Estos electrodomésticos están interconectados a través de la red
de control y la pasarela residencial, pudiendo intercambiarse información y
comunicarse los unos con los otros, o ser programados y controlados por
teléfono o por Internet. Por sus necesidades de potencia, deberán ser
conectados a la red eléctrica.
Se suelen caracterizar por una alta eficiencia, un bajo nivel de
ruido, un bajo consumo y la incorporación de sistemas ahorro energético. Las
funciones especiales para mejorar y controlar el consumo energético, son
especialmente importantes en estos dispositivos, ya que suelen ser los
dispositivos con mayor consumo de energía eléctrica en una vivienda.
Se tienen así por ejemplo los gasodomésticos o electrodomésticos
que funcionan con gas natural (una energía limpia y no contaminante), que
consumen mucho menos que los eléctricos y tienen además un tiempo de vida mucho
mayor. También son de destacar los lavavajillas y lavadoras bitérmicos, que
permiten que el agua caliente que usan entre directamente desde la red de agua
caliente del calentador de la caldera de gas, consiguiendo así un menor coste y
un menor tiempo de lavado.
Mientras
los electrodomésticos suelen estar destinados a la realización de tareas
cotidianas lo más cómodamente posible, los aparatos electrónicos de consumo
suelen estar dedicados más a actividades de entretenimiento.
Los
aparatos electrónicos inteligentes
son dispositivos que integran cada vez más funciones, teniendo un ámbito de
aplicación mayor a aquel para el que fueron concebidos. Los contenidos
digitales creados también a partir de estos aparatos pueden ser además
fácilmente retocados, modificados y transferidos de unos a otros. Así, estos
dispositivos, tradicionalmente aislados unos de otros, están incorporando
funciones de comunicación entre ellos, posibilitando la transferencia de
información (vídeos, fotos, música, etc.) de una forma rápida y sencilla. El
manejo de estos nuevos dispositivos digitales va siendo cada vez más sencillo,
gracias a la mejora de las interfaces con el usuario y los continuos avances en
los protocolos de configuración automática.
Mediante
el teléfono móvil y las PDA (Personal Digital Agenda), es posible
controlar en cualquier momento y desde cualquier lugar la vivienda domótica.
También
merecen especial mención: las cámaras de fotos digitales, las cámaras Web, las
Web Pad, las videoconsolas, los jukebox o reproductores MP3 con disco duro, los
sistema de cine en casa o Home Cinema, los decodificadores de televisión digital
terrestre, los DVR (Digital Video Recorder) o grabadoras de vídeo
digital con disco duro, o las radio Internet o i-radios.